Historia

#PiscoOrgulloChileno, con más de tres siglos de historia

Los colonizadores españoles trajeron consigo la vid española, planta que se adaptó con sorprendente rapidez a nuestros fértiles suelos, comenzando así una floreciente industria vitivinícola.

En 1549, la ciudad de La Serena es refundada y se comienzan a plantar las primeras viñas en sus alrededores, extendiéndose después a los valles de Copiapó, Huasco, Elqui, Limarí y Choapa. Las características únicas de estas tierras permitieron la producción de vinos de alta calidad e intenso dulzor.

Para asegurar la correcta preservación y como una forma de reducir los volúmenes a trasladar, los productores comenzaron a extraer el alcohol del vino. Este proceso, conocido como destilación, se vio apalancado por la presencia de cobre y artesanos especialistas “fragüeros”, quienes forjaron el alambique de cobre, que es hasta hoy el alma del pisco.

En 1733, en el corazón del Valle de Elqui, junto al Río Claro, al sur de Monte Grande, nace el pisco en la Hacienda La Torre, donde se usa la palabra “pisco” para denominar al aguardiente de uva elaborado en la zona.

Así fue registrado formalmente en un Protocolo elaborado por el Escribano del Imperio Español. La costumbre de utilizar la palabra pisco para denominar al aguardiente local se propagó por las haciendas de la zona, en Diaguitas y otras localidades del Valle del Elqui.

Su trascendencia en la historia económica y cultural en nuestro país, lo llevó a ser el primer destilado en América en obtener Denominación de Origen. En el último siglo, de la mano de críticos gastronómicos, historiadores del vino y la vid, pequeños agricultores, periodistas y cronistas que buscan mantener en pie un patrimonio que tiene casi 300 años de existencia, nuestro pisco tuvo un proceso de redescubrimiento por parte de la sociedad y una nueva oportunidad para los productores artesanales y ancestrales. Los pequeños agricultores y campesinos del destilado nacional comienzan a potenciarse sobre todo por la calidad de sus productos.

Actualmente, el rubro pisquero es parte esencial de los agricultores de las regiones de Atacama y Coquimbo, y se estima que son aproximadamente 2500 los que trabajan con uva pisquera y según datos de la Asociación de Productores de Pisco o Pisco A.G, el 2019 se cosecharon cerca de 220 millones de kilo de uva.

Estas cifras pertenecen en gran parte a la industria pisquera de los grandes productores pero cada vez más, los pequeños y medianos artesanos del pisco tienen una mayor cabida en el mercado de los espirituosos. Hasta hace algunos años, sólo el 1% del pisco chileno producido era exportado, actualmente esa cifra se acerca al 5%.

Estos números dan cuenta del crecimiento y visibilidad que está teniendo toda la industria pisquera, ya sea industrial o artesanal. Los piscos de autor comienzan a ser vistos en los mercados nacional e internacional.

Hoy, de la mano de nuevos productores nacen también otras marcas. Las pisqueras industriales de la mano de la innovación mejoran su calidad, y las pisqueras artesanales más antiguas tratan de mantenerse con la tradición instaurada desde hace cientos de años.

Actualmente el 10% de los productores de pisco son artesanales, cerca del 85% de los agricultores que venden la uva son productores con menos de 5 hectáreas plantadas. Estos números dan cuenta de cómo los pequeños trabajadores del pisco dependen de una industria que tiene alrededor de 10 mil 500 hectáreas, entre las regiones de Atacama y Coquimbo.

La agroindustria del pisco fue pionera en el desarrollo agrícola de los valles del Norte Chico, constituyéndose en el motor de la agricultura en estas zonas mucho antes que llegara la agricultura de fruta fresca de exportación. Este desarrollo implicó también el impulso a obras de infraestructura para su crecimiento, como obras de riego, caminos, nuevas destilerías abiertas al turismo, entre otras.

Hoy, esta industria genera más de 2.500 puestos laborales directos, con más de 10 mil hectáreas plantadas con uva pisquera y 36 millones de litros de pisco producidos por año, con un consumo per cápita de 2,1 litros anuales a nivel nacional, y un aporte al erario nacional de US 130 millones. Como producto de exportación, sus principales destinos son Estados Unidos, Alemania, Reino Unido, y Argentina.

Reconocido y premiado internacionalmente, nuestro pisco es #OrgulloChileno.